Antigua oración o rezado, que mi abuela decía y mi padre recuerda:
En la ermita de San Juan
Salió mi dios coronado,
la primer yaga que tuvo
fue morir crucificado.
En la mano que es derecha,
tiene un pendón encarnado.
En la mano que es izquierda,
un corderito sagrado.
La sangre que derrama
cae en un cáliz sagrado,
bebe bebe pecador,
no te vayas desmayado.
Quien esta sangre bebe
No tendrá ningún pecado.
Quien esta oración dijere
todos los viernes del año
sacará un alma de penas
y la suya de pecados.
Quien la sabe y no la dice,
quien la hoye y no la aprende,
allá vendrá el día del juicio
para lo que acontece y pierde
con la vara de la justicia
le darán para que se acuerde.
Fulgencio.
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