Louis Feuillée (Feuillet), fraile, matemático, astrónomo y botánico, inició su ascensión al Teide al amanecer del 3 de agosto de 1724 acompañado del cónsul Porlier, el marqués de la Florida con dos de sus hijos, el señor Daniel (médico irlandés residente en la isla) y el joven Verguin, además la expedición estaba formada por tres guías y doce criados que conducían una docena de mulas cargadas con equipajes y provisiones.
Fuente: Voyage aux isles Canaries, ou journal des observations physiques, mathématiques, botaniques et historiques, faites par ordre de Sa Majesté, par le R. P. Louis FEUILLÉE, religieux Minime, mathématicien et botaniste - 1724
Siguieron uno de los itinerario habituales.
Partiendo desde La Orotava, después de una hora de camino llegaron al Dornajito, donde había un pequeño manantial de excelentes aguas. Luego comenzaron a ascender por la zona del Monteverde, a través de los senderos trazados por los naturales en medio de los helechos. El recorrido significaba el cruzar los diferentes estratos de vegetación propios de las Canarias centrales y occidentales, singularmente marcados en Tenerife, la isla de mayor altitud.
"A las ocho de la mañana nos encontramos en la cumbre del Monteverde. Allí vimos terminar las nubes tan espesas a través de las cuales habíamos pasado desde nuestra partida de La Orotava. Comenzamos a entrar en una atmósfera mucho más pura que aquella que acabábamos de dejar. La superficie superior de estas nubes nos cubría. Los criollos de estas Islas Canarias llaman a este sitio Los Charquitos...
Seguidamente penetraron en el pinar (en otro tiempo este monte estuvo enteramente cubierto de estos elevados y frondosos árboles, pero actualmente están muy claros). Al respecto, los guías le manifestaron que un huracán había abatido gran número de ellos (vimos muchos caídos y con sus troncos podridos por la humedad).
Antes del mediodía se detuvieron a comer a la sombra del “Pino de la Merienda”, en donde aprovecharon para descansar y reponer fuerzas. A la una de la tarde prosiguieron el camino pasando por el lugar llamado “La Carabela” (en donde los pinos son en mayor número que en el resto del monte) y a las dos llegaron al Portillo, (un paraje entre dos montañas donde, de un lado y de otro, se veían los restos de furiosos volcanes que se abrieron en otro tiempo). El Portillo marcaba «el final de la montaña de los pinos» y seguidamente entraron (en un llano cubierto de arenas que los vientos han acumulado y de muchas retamas). Por la estación, las retamas que «se elevan a la altura de seis pies» estaban muy secas. Vieron un gran número de conejos, muy abundantes en la zona, y también varias cabras salvajes. Dos de éstas fueron capturadas por los guías, grandes corredores, y su carne les sirvió para la cena.
En el lugar llamado Las Faldas del Teide, (Feuillée) recogió varias piedras de obsidiana que después presentaría en una asamblea de la “Academia de Ciencias de París". A las cuatro de la tarde llegamos al pie del Pico, donde comienza la montaña, que es extremadamente empinada; la tierra que la cubre es una arena blanquecina sembrada de pequeñas piedras pómez parecidas a aquellas que acabábamos de ver en el llano. A pesar de su pendiente no dejamos de subir a caballo por pequeños senderos en zigzag, abiertos por los hombres que van a coger la nieve al pie del Pan de Azúcar. Prosiguieron la ascensión hasta llegar a la “Estancia de los Ingleses”, lugar así llamado «a causa de que algunos de esta nación, que tuvieron la curiosidad de subir al Pico»; allí se detuvieron y pasaron la noche. En este sitio prepararon su campamento y pernoctaron.
A las cuatro de la madrugada del día 4 de agosto los expedicionarios se levantaron con el ánimo de llevar a cabo la ascensión al Pico durante la mañana. Después de haber tomado un desayuno de chocolate iniciaron la subida, provistos de buenas dosis de aguardiente. Subiendo vimos salir el sol de la superficie de las aguas del mar, cruzado de tres bandas muy oscuras formadas por gruesas nubes extendidas paralelamente al horizonte. Vimos también las islas Lanzarote a 45 leguas, Fuerteventura a 30 y la Gran Canaria a 10. Pronto varios integrantes del grupo comenzaron a sentirse fatigados, sin fuerzas para subir hasta la cima. Entre ellos se hallaba el propio Feuillée, quien afirma en su relación haber sufrido una caída durante el ascenso, la cual no le permitió seguir más lejos. Sólo subieron hasta el Pico seis de los expedicionarios, entre ellos el señor Porlier, los dos hijos del marqués y el joven Verguin, a quien Feuillée confió sus instrumentos y le encomendó hacer las observaciones y mediciones que él había previsto. Antes de escalar el cono volcánico eran las 7,30 horas. Llegaron a la cima a las 8,42 horas.
A su llegada a la cumbre, Verguin construyó el barómetro e hizo la medición, sosteniéndose el mercurio a 17 pulgadas y 5 líneas. Posteriormente, en uno de los bordes del cráter la medición dio el resultado de 17 pulgadas y 6 líneas…
Verguin y sus acompañantes permanecieron dos horas en lo alto del Pico. Aquél proporcionó a Feuillée varios datos sobre las características del pequeño cráter que se halla en la cima, al cual habían descendido. Ellos descendieron todos al fondo de la Caldera pero el gran calor que sintieron bajo sus pies no les permitió hacer allí una larga estancia; observaron que los bordes interiores de la Caldera estaban llenos de un número infinito de pequeños hoyos de cada uno de los cuales salía un vapor sulfuroso y muy húmedo, y que no se podía tener la mano delante de estos agujeros más de cuatro segundos de tiempo sin resultar quemado. Observaron, igualmente, que el fondo del cráter está formado por grandes rocas, que allí habían quedado al perder el volcán su actividad. (Nuestro médico hizo involuntariamente una incómoda experiencia. Reunió del mismo azufre (del cráter), lo envolvió en papel, lo puso en su bolsillo; cuando estuvo al pie del Pico quiso mostrarme el azufre; encontró no solamente el papel perforado, sino su bolsillo quemado igual que su pantalón y su azufre evaporado.
…. Iniciado el regreso encontraron la Cueva del Agua…
Luego volvieron a la Estancia de los Ingleses, en donde habían dejado sus equipajes, y desde allí regresaron, siguiendo el mismo camino, a La Orotava, llegando a las 8 de la noche."
NOTA: Hay una confusión en el año en el relato de Viera y Clavijo ya que Feuillée subió al Teide en 1724 y no en 1524.
NOTA: En algunos documentos se ha confundido a "Louis Feuillée" (1724) con “Père Feutrée” (1524) y el año en que ascendió al Teide.
FUENTES
- Voyage aux isles Canaries, ou journal des observations physiques, mathématiques, botaniques et historiques, faites par ordre de Sa Majesté, par le R. P. Louis FEUILLÉE, religieux Minime, mathématicien et botaniste - 1724.
- Estancia en las Islas canarias Canarias de Louis Feuillée, pionero de la explotación científico-natural de este archipiélago - 1724 - Alfredo Herrera Piqué.
- Noticias de la Historia General de las Islas Canarias - Viera y Clavijo - 1783
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